lunes, 3 de octubre de 2011

Sapos del demonio


Desde su coche, los dos amigos se rieron con el cartel mientras respiraban cierto horror íntimo y silencioso. No habían visto un alma desde hacía horas. Sólo esa desconcertante señal, entre la carretera y el bosque de nieve.

Aquella silueta ramplona apareció de la nada con cara de 'Nunca más me chuflo estas setas alucinógenas'. Su mirada robótica resultaba amenazante, como hipnotizada o poseída por el mismísimo Lucifer.

Saldrían de las tinieblas en el momento oportuno, correría la sangre. Daos prisa, viajeros imprudentes. Que no os cace la noche....

(Riópar, 2010)

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