domingo, 9 de octubre de 2011

Extraña duplicidad de una calle

En el suelo de esta calle hay hielo. En la tiendecita de esta calle también. La calle está en cuesta. El mesón de la calle se llama La Cuesta.

La señora a la que no le gustan los extraños que invaden su pueblo me mira desafiante mientras comprueba mi perplejidad. Seguro que a mi espalda hay otra señora de mirada desafiante, a la que no le gustan los extraños.

Huyo raudo porque no quiero verme por ahí, más arriba. Duplicado.

(Riópar, 2010)

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