Si los muros de una casa abandonada fueran el Word, sólo con clickar en 'Centrar' lo hubiera tenido bien fácil para cuadrar su texto. Pero las cosas a veces no salen, y en las realidades sin teclados, existen infinidad de ocasiones donde no puedes marcarte un Control Z. Volver a empezar como si nada.
No hay problema para el autor de este rústico rótulo: él continúa su historia a la vuelta. Con tanta precisión que da la sensación de que primero lo escribió en una sola pared y luego algún malaje la dobló, creando así una esquina que antes no existía. Quizás alguien que tenía otro puesto de vino y licores, un acérrimo enemigo de nuestro amigo.
(Pinoso, 2008. El día de los gin tonics con aquello de fondo. Así es la vida)
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