miércoles, 16 de noviembre de 2011

Mudez o muerte


Apostados en las terrazas, los francotiradores esperaban pacientes con sus oídos vulcanianos. Los comercios permanecían cerrados, como en estado de sitio. Emitir un sencillo 'Hola, vecino' podía suponer una muerta certera, y el mismo final prematuro le esperaba a toda persona ajena a la urbanización que osara acceder a ella.

Las vacaciones en aquella localidad costera eran todo un estrés.

(Santa Pola, 2010)

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